Everyone is searching for You (2/4/24)
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Ten years ago, I gave birth to our oldest son who was stillborn, but it feels like yesterday. It happened unexpectedly, without warning. At the time I thought I would never recover. How could I, as a mother, or wife, or human being?
God often uses painful & difficult circumstances to get our attention. C.S. Lewis wrote, “God whispers to us in our pleasures, speaks in our consciences, but shouts in our pains. It is his megaphone that rouses a deaf world.” Our Lord had a passionate concern for the sick, the suffering, and the dying.
When others are sick we tend to ask why. It is through suffering that God’s mercy and compassion are often the most paramount. In Dying with Dignity, St. John Paul II declares that “In our own time, Christ continues his mission, and his preference for the vulnerable, through his Church.” He described the Church as “a patient advocate, working to ensure proper care for the sick and dying by promoting respect for their dignity. The Church is physician and nurse, the Good Samaritan who treats the wounded and abandoned and never walks by.”
Today, my husband and I have children here on earth who live on to further our faith in Christ both in happy and difficult times. They are a sign of renewal. I have learned the hard way that we are not owed anything in life, whether it be a loving spouse, child, home, or health. These are all gifts from the Almighty, which He can give and take as only He understands.
The Gospel passage of Simon’s mother-in-law teaches a similar lesson about faith. Through Christ’s intervention for the sick, others come to search for Him and pursue Him. How blessed we are to serve as witnesses to Christ’s love for the world through His glorious healing power!
Hace diez años di a luz a nuestro hijo mayor, que nació muerto, pero parece que fue ayer. Sucedió inesperadamente, sin previo aviso. En ese momento pensé que nunca me iba a recuperar. ¿Cómo podría yo, como madre, esposa o ser humano?
Dios a menudo utiliza circunstancias dolorosas y difíciles para llamar nuestra atención. C.S. Lewis escribió: “Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestras conciencias, pero grita en nuestros dolores. Es su megáfono el que despierta a un mundo sordo”. Nuestro Señor tenía una preocupación apasionada por los enfermos, los que sufrían y los moribundos.
Cuando otros están enfermos tendemos a preguntar por qué. Es a través del sufrimiento que la misericordia y la compasión de Dios suelen ser más primordiales. En Morir con Dignidad, San Juan Pablo II declara que “en nuestro tiempo, Cristo continúa su misión y su preferencia por los vulnerables, a través de su Iglesia”. Describió a la Iglesia como “una defensora de los pacientes, que trabaja para garantizar una atención adecuada a los enfermos y moribundos promoviendo el respeto a su dignidad. La Iglesia es médico y enfermera, el buen samaritano que trata a los heridos y abandonados y nunca pasa de largo”.
Hoy, mi esposo y yo tenemos hijos aquí en la tierra que viven para promover nuestra fe en Cristo tanto en tiempos felices como difíciles. Son un signo de renovación. He aprendido por las malas que no se nos debe nada en la vida, ya sea un cónyuge amoroso, un hijo, un hogar o la salud. Todos estos son regalos del Todopoderoso, que Él puede dar y recibir como sólo Él entiende.
El pasaje evangélico de la suegra de Simón enseña una lección semejante sobre la fe. A través de la intervención de Cristo por los enfermos, otros vienen a buscarlo y perseguirlo. ¡Cuán bendecidos somos de servir como testigos del amor de Cristo por el mundo a través de su glorioso poder sanador!
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